Fabián Polanco | Tw: @fabiancpolanco
En el transcurso de más de cien años de haberse creado, el cine ha abarcado en sus películas un sinfín de alternativas de narración; una de ellas, y una de las más redituables en cuanto a adeptos se refiere es, sin duda alguna, la religión (y, por ende, La Biblia).
Los primeros antecedentes que se tienen registrados en el llamado cine bíblico se remontan a Europa en 1902, siendo un cortometraje inspirado en la novela de Henrik Sienkiewicz, Quo Vadis; otros títulos interesantes de la primera década del siglo XX son Sansón y Dalilah, de Ferdinand Zecca en 1903; así como la primera versión de Ben-Hur, realizada al igual que la anterior en cortometraje, dirigida por Sidney Olcott en 1907.
Una segunda versión de Quo Vadis, rodada entre 1910 y 1919, del italiano Enrico Guazzoni, es considerada como el primer mediometraje (50 minutos de duración), realizado sobre un tema bíblico. Amelia Cattaneo, Carlos Cattaneo, Lea Guinghi y Giovanno Gizi fueron algunos de los actores que conformaron el elenco.
Después de la Primera Guerra Mundial, en 1923, el cine bíblico atraviesa por su primera etapa de esplendor con el rodaje de la primera versión de Los diez Mandamientos, de Cecil B. DeMille, teniendo un elenco de primer cartel, entre cuyos nombres destacan los de Julia Fey y Charles de Roche.
Entre algunas de las realizaciones de DeMille, filmadas en esa misma época destacan: Rey de Reyes (1927) y El Signo de La Cruz (1932). No obstante, la primera mega producción dentro del género, llevada a cabo en los albores del siglo XX, contando con un presupuesto que en nuestra época es comparado con el de Titánic, fue la realizada por la dupla Fred Niblo y Alfred Raboch en 1925, nuevamente teniendo como argumento Ben-Hur, la cual fue protagonizada por el mexicano Ramón Novaro.
LA ÉPOCA DORADA DEL CINE BÍBLICO
Nuevamente bajo la sombra de una guerra, a partir de la década del cincuenta, el cine bíblico vive una segunda etapa, quizá la más importante de su historia, ahora con el apoyo de extraordinarios efectos especiales y visuales, producciones favorecidas por el público que se volcaba en las salas de todo el mundo, a pesar de que se trataban de películas, algunas, de más de tres horas de duración.
Cecil B. DeMille no puede dejar pasar esta oportunidad, y realiza una nueva versión de Sansón y Dalilah, con Hedy Lamarr y Victor Mature en los papeles principales. Posteriormente, en 1956 DeMille consagra su carrera de realizador dentro del género, también con un refrito de Los diez Mandamientos, ahora con Charlton Heston personificando a Moisés y con una producción que dejó y aún deja sorprendido a los espectadores.
Otros títulos consagrados de la época dorada, por así llamarla, del cine bíblico son: Quo Vadis, de Mervyn LeRoy (1951); El Manto Sagrado, de Henry Koster (1953); Demetrio el Gladiador, de Delmer Daves (1954); El Arca de Noé, de Bill Justice (1959); Espartaco, del italiano Ricardo Freda (1952); Barrabás, del suizo Alf Sjöberg (1953); y por supuesto, Ben-Hur, de William Wyler (1959), la cual obtuvo en su momento once premios de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas.
A partir de los 60 el cine bíblico cierra, por así decirlo, un ciclo de espectaculares producciones, en donde las Sagradas Escrituras eran vistas con solemnidad y respeto por parte de los cineastas y el público, dejando a un lado cualquier posibilidad de cuestionamiento, y siendo dirigidas totalmente a la familia.
De este periodo son rescatables títulos como: Espartaco, de Stanley Kubrick (1960); Rey de Reyes, de Nicholas Ray (1961); Barrabás, de Richard Fleisher (1962); La historia más grande jamás contada, de George Steves (1965); La Biblia, de Jonh Huston (1966); la italiana David y Goliat, de Ferdinando Baldi (1961); y la francesa Los últimos días de Sodoma y Gomorra (1962).
LA BIBLIA DE LA NUEVA OLA
El cine bíblico también tuvo cabida dentro de las inquietudes de jóvenes y veteranos directores, quienes tuvieron el deseo de explorar más allá la religión católica, llegando a incursionar en géneros inimaginables para el tema, como el musical, por ejemplo.
El italiano Pier Paolo Pasolini es el primero en establecer los antecedentes de este nuevo cine bíblico, al dirigir Laviamoci íl Cervello, teniendo como resultado que la iglesia y la sociedad lo calificaran de blasfemo.
Más tarde, el cineasta se reivindicaría con El Evangelio Según Mateo, cambiando las críticas hacia “uno de los mejores retratos de Cristo en el cine”. Otro título controvertido a partir del trabajo de Pasolini fue el realizado en España: El Proceso a Jesús (1973, José Luis Sáenz de Heredia), cuya exhibición fue prohibida por insistencia del Opus Dei.
Pero, sin duda alguna, el título más representativo de la década es el realizado por Norman Jewison en 1973, y que provocó un sinfín de críticas negativas por parte de los sectores más conservadores de la sociedad, calificado como “aberrante, irreverente y blasfemo”, y que, sin embargo, logró llamar la atención de los jóvenes, quienes en ese entonces se hallaban en busca de una respuesta: Jesucristo Superestrella, en el que se ubica la Pasión de Cristo en pleno siglo XX, teniendo como escenario los Estados Unidos y con una narrativa desde el punto de vista de Judas, el mayor villano de la historia universal.
Con este filme, que llevó a la pantalla el musical de los ingleses Andrew Lloyd Webber y Tim Rice, se inaugura también dentro del cine un género nuevo: la ópera rock.
Sin embargo, y si esta cinta rompió las reglas, el mundo del público asiduo al cine “respetuoso” de La Biblia se vino abajo con la llegada de La vida sexual de Jesús, realizada en coproducción entre Dinamarca e Inglaterra, en 1977; iniciando así una lista de películas en las que se generó polémica y escándalo, por su modo de abordar la Pasión de Cristo.
Al respecto, en 1985 el director franco-suizo Jean-Luc Godard estrenó Yo te saludo, María, con Myriem Roussel, Thierry Rode y Philippe Lacoste; en la que una estudiante universitaria queda embarazada sin tener relaciones sexuales, mostrando cómo este suceso la afecta a ella y a sus personas cercanas de diferentes maneras. Este filme generó tal controversia que fue comentada hasta por el Papa Juan Pablo II.
Otro filme muy comentado dentro del cine bíblico data de 1988: La última tentación de Cristo, dirigida por Martin Scorsese; en cuya trama es el propio Jesús quien cuestiona su presencia en el mundo, así como la ética de Dios, para terminar lejos de la cruz, sin importar su misión salvadora.
Existen muchos países que prohibieron su exhibición, incluyendo México, en donde sólo era posible verla en formato de video o DVD. Ahora es posible verla también ante la llegada del streaming.
Hay que mencionar también La Pasión de Cristo, realizada por Mel Gibson y protagonizada por Jim Caviezel como en el papel principal, siendo también muy comentada, por la manera tan cruda en que se retrata el martirio de Jesucristo, superando por mucho a la dirigida por Scorsese.
Mencionaremos también Hijo de Dios, cinta estadounidense dirigida por Christopher Spencer, siendo una adaptación de la miniserie La Biblia, transmitida en History Channel en marzo de 2013.
La serie fue protagonizada por Diogo Morgado y la voz en su doblaje al español latinoamericano estuvo a cargo de Eduardo Verástegui, además de Adriana Barraza y Alexander Acha.
En 2014 se estrenó Noé, dirigida por Darren Aronofsky, con Russell Crowe, Jennifer Connelly y Emma Watson, entre otros; siento una película que tampoco gozó de la aprobación del público y la crítica.
Finalmente, cabe mencionar la transmisión en la plataforma digital Netflix de La primera tentación de Cristo, realizada por el grupo de comedia brasileño Porta dos Fundos, en donde presentan a Jesús como homosexual; causando por lógica gran escándalo mundial.
Fuente, imagen y redacción: filmeweb.mx
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